24 jun 2009

A mí también me pegaron (y no me ha pasado nada)

Daniel: Hoy le he tenido que pegar a mi hijo, porque me ha liado una...
Antonio: Umm, pero ¿qué ha hecho?
Daniel: Pues nada, venga a tocarlo todo, yo diciéndole que lo dejara y mira, hasta que no le he pegado no lo ha entendido.
Antonio: Bueno, yo creo que ni cuando le has pegado lo ha entendido.
Daniel: ¿Qué dices? Pues claro que lo ha entendido. ¡Ha dejado de hacerlo!
Antonio: Claro que lo ha dejado, pero no porque lo haya entendido, sino porque le has pegado... Lo que ha entendido es que si hace algunas cosas que no te gustan, le pegarás. Eso no es entender que algo se puede o no se puede hacer, eso es entender que papá puede hacerle daño en algunas ocasiones y así aprenden incluso a temerte.
Daniel: Anda hombre! Si sólo le he dado en el culo... ¡ni que le hubiera dado una paliza!
Antonio: Bueno, le has hecho parar, así que algo habrá notado... a veces el problema es que acaban aprendiendo a hacer lo que quieren hacer cuando no estás delante. Incluso mienten si les preguntas para evitar el cachete... En definitiva, que aprenden a huir del cachete, pero no a comportarse bien.
Daniel: Tú no tienes hijos ¿no?
Antonio: Sí, tengo uno de dos años... creo que es como el tuyo.
Daniel: Sí, el mío tiene dos años, pero ya te digo, que si no lo hago así, no entiende nada.
Mira, más vale un cachete a tiempo, que no que luego se te suban a las barbas.
Además, a mí también me pegaron y ya ves, aquí estoy. No tengo ningún trauma.
Antonio: Hombre, tanto como decir que no te afectó... Por lo pronto te parece normal e incluso útil pegar a un niño de 2 años. A mí eso me parece suficiente como para decir que sí te influyó. Además, nadie dice que se vayan a traumatizar por pegarles... es una cuestión de autoestima y de respeto. No quieras para ellos lo que no quieras para ti. Cada vez que le pegas, te coge más miedo. Yo prefiero que mi hijo me respete porque vea que yo le respeto a él, pero no quiero que me tema, y el respeto se consigue, pero no se exige.
Seguro que sin los golpes que tus padres te dieron serías una persona diferente (mucho o poco) y con, seguramente, más autoestima y seguridad en ti mismo (mucha o poca)... ¿No crees?

Dedicado a Norm Lee y a su "Ser padres sin castigar", que se puede leer gratis aquí.

22 jun 2009

Negociando con Jon



Jon tiene ya tres años y medio y está en un periodo al que yo llamo "pre-adolescencia" porque empieza a ser complicado. Es la etapa del NO a todo.

Hacia los 2-3 años los niños se dan cuenta definitivamente que son seres diferentes y que actúan de forma diferente (y que tienen que hacerlo para serlo). Esto hace que en muchas ocasiones, para reafirmar su personalidad se pongan tercos y cabezones con los NOes. Esto no, esto no y esto no. Y si tú, mamá, me dices que no, pues entonces sí.

Esto nos lleva a tener que ceder en muchas cosas y a tener que reconducir muchas otras.
Son momentos muy difíciles porque normalmente generan espectáculo (en la calle) y mucha tensión a los padres, que no sabemos si agarrarlo y llevárnoslo a la fuerza, si mantenernos firmes en el NO o el SÍ o bien ceder para que el espectáculo acabe.

Lo siento, pero no tengo la receta mágica... aunque os voy a dar un ejemplo que nos pasó hace pocos días y explicaré cómo actuamos. Podriamos haberlo hecho mejor, peor, o diferente, pero en ese momento salió así.

Jon redescubrió este finde la piscina de mis suegros... hacía un año que no se bañaba en ella y ahora salta y juega como no había hecho nunca. Su obsesión fue tal que quería ir a la piscina a TODAS horas. El sábado fuimos tres veces y el domingo una vez por la mañana. A mediodía nos íbamos a venir para casa, cuando al salir por la puerta, en vez de ir hacia el coche empezó a tirar de nosotros para ir a la piscina.
Yo que no, él que sí, llorando y pataleando...

a) Cogerlo y para el coche a la fuerza... Nos vamos a casa Jon, ahora ya no podemos ir a la piscina.
b) De acuerdo hijo, dejamos los bártulos, nos ponemos los bañadores, nos bañamos un rato y luego nos vamos para casa, total es mediodía y sólo tenemos una hora de viaje, podemos esperar...
c) A ver que quieres, ver la piscina? Pues venga, vamos...Vamos a la piscina, la vemos, "Qué bien lo hemos pasado verdad? Pero ahora nos vamos a casa...otro día vendremos y nos bañaremos mucho. Adios piscina!"

Primero opté por la a). Miriam camino del coche, yo cargado de maletas y con mi única mano libre para dársela a él y Jon tirando de ella para que subiera a la piscina, pero claro, la a) suele acabar mal, porque el berrinche que pilla es enorme (además la gente se asoma a ver que pasa y espera a ver qué pasa y ver si actúas demostrándole quien manda con la a)).

Finalmente cogí la opción c) fuimos, la vimos y aunque quería entrar le convencí (pura manipulación) de que nos teníamos que ir y que volveríamos.

¿Y la b) es un error?
Para nada... unos días será b) y todos tan contentos, la vida es para disfrutarla, pero mira, auel día fue c)

¿Y a)? Pues cuando hace falta, porque va su seguridad o porque en ese momento tiene que ser a) pues no hay otra. Si podemos evitar a), mejor.

Es más recomendable para todos andar jugando entre la b) y la c). La b) es la que quieren ellos, la c) la que se obtiene mediante la negociación, por lo que es más tolerable la frustración de c) que la de a).

Además hay muchos tipos de c), pues también podríamos haber subido, haber metido un minutillo los pies en el agua y habernos ido, pero en ese momento, habiendo dejado el coche encendido con Miriam y Aran dentro y las maletas dentro, la c) era de las que me beneficiaban más a mí que a él.

Por cierto, ya lo he comentado, pero ¿os dais cuenta de cómo le manipule? Le dije: "Qué quieres, ¿ver la piscina? Pues venga, vamos a verla". No lo hice a conciencia. Podría haber sido sincero y decirle que ahora no podíamos bañarnos pero sí verla y preguntarle si quería verla y recibir su enfado y su frustración en vez de reconducirlo hacia la media verdad que le conté (él no la quería ver, bueno, sí, pero en el fondo él se quería bañar)... imagino que el factor tiempo me incitó a ello... y en ese momento no fui tan cerebral como lo soy ahora (ni tenía fuerzas para recibir su enfado).

Esto lo comento porque a diario se habla de lo manipuladores que pueden llegar a ser los niños y resulta que los padres manipulamos que da gusto... de hecho creo que aprenden de nosotros. Es más. Si un niño manipula, es un niño malo... si lo hace un padre, es un padre inteligente... algo falla en esta ecuación.

Mamá: Juanito, si te portas bien te compraré una chuche.
Juanito: Mamá, si me compras una chuche esta tarde me portaré bien.

Mamá: Juanito, no te daré el postre si no te acabas la carne.
Juanito: Mamá, si me das ya el postre me acabaré la carne.

Se os ocurren más manipulaciones paternas que se vuelvan en contra?
Por cierto, ¿sabíais que Superman ha vuelto? (Superman Returns):

17 jun 2009

Bienvenidos al planeta Tierra




Ex-E.T. – video powered by Metacafe


Cuatro estudiantes de la Universidad de Cine ESMA de Montpelier, en Francia, han creado este cortometraje de ciencia ficción bastante bueno.

En tan solo 9 minutos deja varios mensajes para que los recojamos y valoremos nuestra manera de vivir y nuestra manera de cuidar y tratar a los niños.

En el vídeo vemos un mundo perfecto lleno de simetría, de orden establecido, de “personas” viviendo vidas idénticas convencidas de que es lo mejor. Un “niño” (entrecomillo porque son extraterrestres) tiene la osadía de jugar y de salir de esa monotonía social, es decir, se atreve a actuar como un niño.

Por ello, por no ser como los demás, por tener unas inquietudes diferentes o por querer vivir de otra manera es tratado de anormal (entiéndase anormal como no normal o fuera de lo habitual), sometiéndole a varias pruebas cognitivas que acaban con una medicación para situarlo en el papel de sujeto pasivo y normal, en consonancia con la sociedad.

No he podido evitar comparar esta escena con los cientos de niños con problemas conductuales derivados de situaciones sociales o familiares que les desestabilizan (o niños con el carácter suficiente para seguir siendo niños a pesar de los dictados adultos) que son diagnosticados de Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) y medicados con Metilfenidato (Rubifen o Concerta), que actúan a nivel del sistema nervioso central como si realmente estuvieran enfermos.

Es algo así como una lucha para que el niño sea igual que los demás cuando él se siente diferente. Es evitar que sea único, es no dejarle experimentar desde lo que siente, es apagarle la luz.

Al final del vídeo la historia da un giro maravilloso. Todo lo que hemos visto y que hemos asociado a nuestro comportamiento en la Tierra resulta ser una especie de sub-mundo perfecto que envía a todos los sujetos distorsionantes al planeta tierra en forma de recién nacido.

Esos niños extraterrestres con necesidad de luchar por ser ellos mismos y con un fuerte carácter para defender sus convicciones son enviados a la Tierra en forma de nueva oportunidad para abrir los ojos a sus padres y a los que ya habitan en ella, para cambiar una sociedad que se derrumba (o a mí me lo parece).

Lástima que a muchos de los niños que llegan les acabamos por tratar igual que del lugar de donde vienen, perdiendo así la oportunidad de permitirles cambiar el mundo.

Fuente: Flixxy
Escrito originalmente para Bebés y más

7 jun 2009

Cinco años de carrera ¿para esto?



Desde el fantástico blog de Lorién y compañía ZGZ-Pro Parto Natural traigo este recorte del periódico 20 minutos que no he querido dejar pasar y que ellos ya han comentado incluso poniéndose en contacto con la psicóloga.

Aunque se lee bastante bien, transcribo el contenido de la columna:

Al Habla con...
Mª Jesús Alava
PSICÓLOGA

Somos una pareja joven. Tenemos un niño de sólo 11 meses que no nos deja dormir por las noches. Se pone muy pesado y nosotros tenemos que estar con él hasta que se duerme.
Hacia las dos de la madrugada se despierta se despierta todos los días como un reloj, y nos agota. Lloriquea, se duerme, se vuelve a despertar... La gente nos dice que lo saquemos de nuestra habitación, pero entonces aún sería peor, pues nos pasaríamos las noches levantados.


Vuestro hijo os ha ganado mucho terreno. Desde los tres meses tendría que dormir en su habitación. Hay que trabajar nuevos hábitos; hay que sacarle de vuestro dormitorio; además, no os quedéis con él hasta que se duerma, pues entonces aprende a teneros siempre a su lado; no acudir en cuanto llora, porque reforzáis esa conducta y seguirá llorando, y durante el día no le hagáis caso cuando os reclame. Debemos hacerle bastante más independiente.

Cinco años de carrera... para ser psicóloga, y ¿ésta es la respuesta que das a unos padres preocupados?

Es que no sé ni por dónde empezar... (por el principio, Armando, por el principio).

- Vuestro hijo os ha ganado mucho terreno: Umm... Familia. Padre, madre, hijo. Compartir, vivir juntos, apoyarse, relacionarse. En una relación satisfactoria, o que pretende serlo, nadie gana terreno a nadie. Creo que no se trata de ganar o perder (o no debería tratarse de eso). Con mensajes de este tipo lo único que se logra es crear una lucha psicológica en los padres, que creen que realmente deben empezar a dominar, doblegar o manejar a su bebé (que según dice esta señora, les está ganando). Una muy buena manera de crear distancia entre los padres y el bebé.

- Desde los tres meses tendría que dormir en su habitación: Por el artículo 29. O por L'oreal, porque yo lo valgo. ¿En qué se basa para hacer esta afirmación tan absurda? ¿Qué pasa si un bebé sigue durmiendo en la habitación de los padres con cuatro meses? ¿Corre el riesgo de perder autonomía? ¿Puede alterar su equilibrio emocional? ¿Y a los cinco meses? ¿Y a los seis?

- Hay que trabajar nuevos hábitos; hay que sacarle de vuestro dormitorio; además, no os quedéis con él hasta que se duerma, pues entonces aprende a teneros siempre a su lado: Los mismos padres te están diciendo que no quieren sacarle del dormitorio porque será peor (y probablemente tienen razón).

¿Dormirse sin los padres porque sino aprende que siempre estarán a su lado? No veo qué hay de malo en que duerma con ellos, la verdad... pero visto de esta manera, si duerme sólo, ¿no aprenderá que sus padres nunca estarán a su lado, y los días en que se encuentre mal no tendrá a quien recurrir?

- No acudir en cuanto llora, porque reforzáis esa conducta y seguirá llorando, y durante el día no le hagáis caso cuando os reclame. Debemos hacerle bastante más independiente: ¿Mande? Si llora para que acudas, y acudes, deja de llorar, no sigue llorando porque ya ha conseguido lo que quiere, compañía.

¿Durante el día tampoco le pueden hacer caso? ¡Pero si son sus padres! Vamos, que sólo te ha faltado decirles que para descansar se vayan una semanita ellos dos y dejen al niño en casa para que aprenda a vivir solo.

Tenemos que hacerle independiente... pues claro, todos los padres luchan para que sus hijos sean autónomos e independientes, pero como no creo que con 11 meses se vaya a ir a vivir solos, pues hay bastante tiempo todavía para que se haga independiente. Es más, dudo que algún día se vaya a vivir solo.

La autonomía o la independencia se consigue cuando una persona aprende una habilidad y es capaz de hacerla por sí mismo con seguridad y sin la necesidad de supervisión. Para que llegue ese momento tiene que haberla aprendido de alguien y tiene que haberla realizado ante alguien que pueda corregir o ayudar.

Con 11 meses es muy difícil que un bebé aprenda las cosas por sí solo, por lo tanto, para aprender y hacerse independiente un bebé necesita pasar muchas horas junto a los adultos (mejor si son sus padres) que son los que les sirven de ejemplo.

Repito: Cinco años de carrera y 25 años como profesional ¿para esto? Glups!

5 jun 2009

Cómo lavar a un bebé (si eres hombre)



Para todos aquellos papás que necesiten algunos consejos a la hora de verse en semejante fregao (nunca mejor dicho). Tiene algo de autobiográfico, cómo no...

El lavado del gato

Hasta que al bebé no se le cae el cordón hay muchos autores que recomiendan no bañarles. Hay otros, en cambio, que niegan que haya ninguna repercusión en el cordón por el hecho de bañarlos.

En los hospitales suelen recomendar, como mínimo para los días que estáis ahí, hacer un lavadito rápido con una esponja y agua caliente. Hoy quiero explicaros cómo se hace.

Es un proceso simple pero complicado a la vez.
Puede sonar machista (o feminista, nunca me aclaro), pero es simple cuando lo hace una mujer y complicado cuando lo hacemos nosotros.

No es una excusa, es que somos incapaces de hacerlo bien a la primera (y muchos ni a la segunda).

Normalmente una enfermera os explicará muy amablemente cómo debéis hacerlo y este es uno de los momentos para demostrar que “papá ha nacido para esto”.

Por qué digo que es complicado:

– Mira majo, preparas una cubeta con agua caliente, ni muy caliente ni muy fría.
– ¿Y eso como es, oiga? Porque muy caliente para mí es hirviendo y muy fría es helada.
- Bueno, que la notes agradable.

Claro, agradable, pero con el poco tacto que tenemos los hombres para esto de la temperatura, que ni siquiera sabemos cuándo está la ropa seca o húmeda, ¿cómo saberlo?

Mi consejo es tener un termómetro de agua (menudo consejo). Si no tienes uno la idea es que pongas el agua en la cubeta y vayas valorando la temperatura a medida que se llena, y cuando veas que está más o menos bien pruebes con la otra mano.

La primera lleva un rato tocando agua caliente y se ha adaptado a ella, pero la otra no, y hace las veces de contacto bebé seco – agua caliente.

– Ahora le vas quitando la ropita.
– Muy bien.

Y tú ahí deshaciendo lacitos y nudos, girando al bebé para un lado y el otro.

– Date prisa, majo, que se te va a enfriar el agua.

Y es que es verdad, qué manía tienen con que hagamos las cosas rápido, oye. Si lo hago rápido se quejan de que lo traqueteo, si lo hago despacio porque voy muy lento. ¿Es que no se dan cuenta de los nervios que pasa un padre en ese momento? Ahí, “to agarrotao…”, si es que ¡¡ni siquiera me han dejado entrenar!! De pequeño me echaban broncas por jugar con muñecas, ¿cómo voy a saber ahora hacer esto?

Bien, después de todo hemos conseguido desvestirlo. Ahora hay que mojarlo.

Metes la esponja, la escurres bien y al lío. Mójale un poquito todo, con la esponja el tórax, la barriguita, no te acerques mucho al cordón no la vayamos a liar, el pliegue del cuello, los pliegues de las ingles, las piernas, los pies, lo giras de ladito, la espalda, sus partes nobles, las no tan nobles (o sea, la vulva o el pene y el ano). Más o menos, tampoco busques sacar brillo, un poco de higiene y listo.

Para la cara puedes usar la punta de la toalla. La mojas un poco y le pasas por toda la carita y detrás de las orejas.

Sécale bien incluyendo los pliegues del cuello, de las ingles y todo aquel pliegue que veas (algunos bebés tienen unos cuantos).

Venga, todo rapidito que ya te ha dicho la enfermera que tiene que estar poco rato sin ropa porque cogen frío enseguida.

- Ya está.
- Muy bien majo, veo que esto no es lo tuyo… Venga, ahora ponle crema hidratante.
- ¿Qué? ¿Crema? Cariño, ¿donde está la crema?

Desde luego que poco autónomo eres papá, ya has tenido que pedirle ayuda a mamá.

Antes de hacer nada, piensa bien todos los pasos y qué vas a necesitar porque después de la crema viene el pañal (que tampoco tienes a mano), la gasita para secar el cordón (o la pauta de curas que sigan en el hospital), la ranita, la camiseta de batista (que no tiene nada que ver con Batistuta), el pijama y no, no tenías nada preparado y ni siquiera sabes donde anda.

Por lo tanto, resumiendo: todo bien preparado antes bañarle para que no perdamos tiempo buscando y el bebé tenga que esperarte tiritando de frío. Deja claro que haces las cosas despacio porque prefieres hacerlo así para no hacerle daño (mentira, que no sabes ir más rápido, pero más vale que piensen que eres sensible que no que eres torpe) y las cosas de una en una.

Que no te digan lo mal que lo haces aunque sea verdad. Estás aprendiendo y lo que necesitas es apoyo. Se agradece un “me encanta que bañes al bebé cariño, aunque creo que le pones mucha crema y quizá con menos sería suficiente”. Con esta frase tu pareja te ha dado ánimos para que sigas haciéndolo pues le gusta que lo hagas, te ha dicho lo que puedes mejorar y además te ha dicho cómo lo puedes mejorar.
¡¡Y solo te ha dicho una cosa!!

Probablemente hay más cosas que no haces bien, pero de una a una puedes ir mejorando y las demás quizá puedan esperar a mañana (sino tendrás que aprenderlas de dos en dos…).

Un consejo para acabar: evita la colonia Nenuco (o no), por alguna extraña razón, Nenuco, una colonia dirigida a los bebés se ha convertido en el aroma preferido para ponerle a los abuelillos. Se ha extendido tanto que, para algunas personas, el concepto de la colonia ha cambiado. En vez de pensar “este abuelillo huele a bebé” muchos pensamos “este bebé huele a abuelillo”.

4 jun 2009

Tarde de manifestación por el CEIP Jaume I



Hace dos días nos llamaron para decirnos qué colegio nos daban (nos habían dado uno previamente que está situado a 3,7 km de casa...) y hoy nos hemos manifestado para luchar para que construyan el colegio.

De momento está en módulos prefabricados. De esto hace ya tres años y este año, como ya no cabían las tres líneas previstas de p3 (pre-escolar 3 años) han tenido que eliminar una y serán dos las líneas.



Todavía no estamos ni matriculados, pero en cierto modo ya formamos parte de la escuela, así que debíamos acudir a la mani, y allí que nos hemos plantao, a cortar la Av. 22 de Juliol (una de las más grandes de la ciudad).

A ver si en un momento redacto nuestra "queja" sobre la falta de libertad a la hora de escoger colegio.

Este verano tocará operación pañal 2, ya que el año pasado no funcionó. Jon no estaba preparado todavía...

Las cacas de Aran huelen a jamón dulce



Esta mañana estaba preparándome un par de bikinis para llevarme al trabajo y al abrir el paquete del jamón dulce envasado me he dado cuenta que huele exactamente como las cacas de Aran.

La frase en sí es un poco extraña, y según como la digas suena mejor o peor:
  • Las cacas de Aran huelen a jamón dulce: viene a decir que huelen a jamoncito, por lo que tan mal no olerán.

  • El jamón dulce huele como las cacas de Aran: viene a decir que el jamón huele a caca, por lo que el jamón pasa a ser visto como un alimento maloliente.

En fin, todo esto para decir que tengo uno de los peores olfatos del mundo (eso creo yo) y que me he acordado de las cacas de mi pequeño al hacerme los bocatas.


Por cierto, ya tenemos cole. No era de los que habíamos elegido, pero no está mal viendo las posibilidades que teníamos.

Un día de estos os hablo más del tema, que esta tarde ya tenemos una manifestación con los papás del colegio para luchar porque lo construyan (de momento está en una localización no definitiva, en barracones prefabricados).

2 jun 2009

Jon, mi niño mágico



Miriam: ¿Verdad que tenemos unos niños mágicos?
Yo: Por supuesto.
Miriam: ¿Verdad que Jon es mágico?
Yo: Sin duda. Jon es mágico.

Sin duda, lo digo como lo siento. Jon es mágico (Aran también seguro).

Tiene 3 años y la inocencia intacta. Es alegre, vital, sincero... es capaz de reirse de cualquier cosa y de llorar porque el Vamoosh de Pocoyo ha desaparecido de la pantalla de su Nintendo DS.

Es mágico porque sabe esperar cuando papá le dice "espera cariño, que ahora estoy limpiando" y es mágico porque se enfada cuando hay cosas que para él no pueden esperar.

En el parque observa, valora la situación. Busca el columpio vacío y allí que va. Está un rato y espera a que se vacíe otro para bajarse. Otras veces se baja simplemente porque considera que "ya tá".

Va al siguiente, se le cuela un niño. No pasa nada, no tiene prisa. No vale la pena pelearse por algo que tendré dentro de unos minutos.

Destroza un rollo de papel del WC porque él quiere el chirulo de cartón que queda al final (¿porqué no venderán esos cilindros de cartón sueltos? Con lo que cuesta quitar todo el papel que lo envuelve...). Coge un trozo de papel del váter y se lo coloca cual bufanda para decir "como en la ópera!" y gesticula como si fuera Pavarotti cantando "Uaaa, suaaaa, haaaa..."

Jon es mágico, porque te hace enfadar y al rato te hace sonreir, porque en esos 93 cm de altura es capaz de condensar las emociones más intensas de un niño y mostrarlas tal como son, sin filtros, sin reparos, "yo soy así y así soy yo".

Es capaz de acercarse a mamá, que llora porque no nos toca el colegio que queremos y llorar con ella diciéndole: "¡mamá contenta!".

Y en eso estamos... detrás de que nos den un colegio y suplicando porque sea lo mejor posible para que cuiden y traten a Jon como lo que es: JON, un niño mágico y especial, ÚNICO.

Y lo pasamos mal, porque sabemos que los colegios y las sociedades no saben de personas individuales, sino de personas que crean colectivos. Y donde ellos quieren enseñar a los niños que son uno más, yo quiero enseñar a mi hijo que es como los demás, pero no uno más, sino diferente. Él es Jon, único e irrepetible y quiero que luche toda la vida por seguir siendo él.

Ojalá nadie NUNCA te apague la luz, Jon, porque eres mágico, mi niño.

Triste



Triste

Como veis hace días que no escribo nada... sí en Bebés y más, pero no aquí. Necesitaba unos días de parar un poco y lo ha pagado el blog.

Me doy cuenta que convertir el blog en un índice de lo que escribo en Bebés y más es quitarle cariño y amor a mi diario personal.

Vuelvo a los fueros. Seguiré copiando cositas interesantes que allí escriba en El Mundo de Armandilio pero reservaré mi rincón personal para mis vivencias y las de los míos...

Hoy estoy triste.

He estado tres meses trabajando en pediatría todos los días, supliendo a una compañera que estaba de baja y hoy vuelvo con los adultos.

Es el trabajo que llevo haciendo años, sin embargo algo ha cambiado. Es como dejar la vitalidad de los niños para enfrentarme de golpe con el mundo real, con el, para demasiada gente, declive de la vida.

En fin, a ver si hay suerte y cogen a un pediatra (que falta hace) más en el CAP. Ese día pasará a formar parte de la vida de los bebés y niños, de nuevo.
No pensé que llegara a sentirme así, pero noto una pérdida.

¿Estaré haciéndome mayor?

No, más bien creo que empiezo a dar valor a aquello que lo tiene y me doy cuenta de cuánto me gusta mi trabajo, cuando trabajo en lo que me gusta.

Si a Beckham le pasa...






...¿Cómo no nos va a pasar a los demás?